Ahora son los tiempos de la complejidad. De hecho siempre ha estado presente, no obstante por observar la unidad en una totalidad el fenómeno se ha diluido; como al mirar el árbol en su belleza y esplendor el bosque pasa a segundo plano. El despliegue científico se ha dado en el análisis y estudio de una realidad fraccionada, lo que da lugar a las disciplinas. Una alternativa para trascender el reduccionismo predominante en las ciencias, que enseña a mirar la realidad desde otra perspectiva es la complejidad, manifiesta en teorías de las ciencias duras y blandas. Precisamente con la teoría de sistemas, por ejemplo, se plantea la posibilidad de sentar las bases para una ciencia general de una ‘totalidad’. La complejidad como un método de acercamiento a la multidimensionalidad de las cosas, la naturaleza y la vida, puede tener una aplicación y uso estratégico en las ciencias, entendidas como sistemas complejos, al igual que las sociedades y los entornos donde emergen, dinamizan y evolucionan. El conocimiento como la verdad denota complejidad, en el sentido epistemológico, heurístico y ontológico.