La vida, eso que pasa mientras hacemos planes, se sustenta y se constata en la comunicación. Todo cuanto nos rodea es un acto comunicativo, desde el saludo matutito hasta nuestra manera de vestir, así como la “oralización” de la realidad y su manifestación escrita (lógicamente), sin olvidar las actitudes, distancias y consideraciones en torno a todo lo abstracto o tangible que nos envuelve. Nos involucramos gracias a la comunicación, y por ella nos sentimos existir, en la teoría de Chomsky que subrayaba que somos en relación a los demás. En esta etapa de mudanzas e incertidumbres hablamos de un corolario que no pretendemos que esté completo, pero sí que aborda aspectos cruciales de unos procesos sin los cuales no se entendería el ser humano. Partimos en esta obra de varias sustancias comunicativas, después nos vamos a las tecnologías de la información, para posteriormente embarcarnos en las noticias sobre sucesos, donde nos planteamos intenciones y matices éticos y deontológicos, lo que conducirá, ya en el último tramo, a visiones y ópticas que interpretan y ponderan los valores de las relaciones cotidianas.