La falta de razones para vivir incrementa el riesgo suicida. Desgraciadamente, es un aspecto que con frecuencia se omite o se da por obvio en la evaluación de pacientes con depresión e ideas de muerte. La escala "Razones para Vivir", propuesta por Marsha Linehan en 1983, otorga una herramienta valiosa en la tarea de conocer y cuantificar objetivamente dichas razones. Conocer el porqué una persona desea vivir nos abre nuevas posibilidades para estudiar el fenómeno suicida desde una perspectiva cognitiva: no solamente conocer qué razones llevan a una persona a pensar en morir o a intentar suicidarse, sino por el contrario, qué razones tiene una persona para no desear su propia muerte. El presente trabajo fue realizado en población mexicana usuaria de un servicio público de salud mental. Se expone la validación y propiedades psicométricas de la escala y se aplica a una muestra de usuarios con ideas de muerte, ideación suicida e intento suicida reciente.