Los países latinoamericanos han tenido una experiencia republicana bastante parecida, y una de las constantes más comunes que podemos conseguir en esas historias es la presencia de un "Mesías" que, tras la utilización del verbo y su carisma ha logrado cimentar la sociedad, aun cuando ello se ha presentado, en la mayoría de los casos, en beneficio personal y familiar. En el caso de Venezuela este caso se presentó de manera indiscutible bajo la Presidencia del Antonio Guzmán Blanco, quien no solamente logró momentáneamente la paz tan anhelada por los venezolanos, sino que fijó las bases de un gobierno propiamente liberal y en búsqueda del orden y el progreso tan en boga en los países europeos y en la misma Latinoamérica. El Presidente Guzmán "vendió" a los venezolanos su idea de país y el país entero se la compró. Este hecho marcó para la nación una manera de hacer política que se ha mantenido hasta el día de hoy en el que la forma de hacer política está más vinculada con la demagogia y las promesas presidenciales que con una verdadera intención de avanzar el país. ¡Y vaya que los países latinoamericanos han sufrido simultáneamente estas formas demagógicas de gobierno!