Ahora bien, dentro del pensamiento cristiano sobre la doble dimensión del hombre (materia y espíritu), donde lo temporal es a semejanza de lo espiritual, y donde fue el primer hombre el encargado de toda forma viviente sobre la tierra. Pues se nos ha revelado también, que lo espiritual ya existía antes de que fuéramos engendrados. Finalmente, los conceptos sobre la integridad, la herencia genética y el derecho, en su extensión máxima sobre la justicia, se entrelazan entre sí para dar origen a lo ya testificado en las escrituras: “el justo camina en su integridad; bienaventurados son sus hijos después de él” (Proverbios 20:7).