El planteamiento nodal de este libro es que desde el siglo XIX a la fecha en América Latina -y señaladamente en México- han cambiado las estructuras, las instituciones y las leyes y que, posiblemente también se han modernizado los idearios de algunos sectores de las elites y las dirigencias, pero que, en la mentalidad de sus pueblos, en lo general, se preservan las convicciones y modalidades de la cultura política del Antiguo Régimen. Esto es, que sus costumbres y prácticas no se corresponden en realidad con los marcos institucionales y la legislación que los rigen. Más a modo de un ejercicio ensayístico que de una historia formal, el examen se centra en algunos aspectos en los que estas pervivencias se manifiestan con mayor claridad: la noción y el ejercicio del poder y la justicia, el clientelismo y el corporativismo.