Pensar en que las máquinas puedan tener inteligencia es una aventura, un riesgo, una locura, pero el ser humano siempre cree que debe construir mecanismos que le ayuden a solucionar los problemas complejos que se le presenta a diario. Intentar esa aventura requiere de un conocimiento base para desarrollar los procesos que puedan emular el aprendizaje, el razonamiento, la reflexión y otras características cognitivas que posee el ser humano. Hay que intentarlo. Algún día será posible que esto ocurra, aunque puede ser que por ahora el conocimeinto que se posee sobre los procesos en nuestro cerebro son bastantes deficientes; debe trabajarse transdisciplinariamente a fin de interrelacionar conocimientos e ir más allá de lo que se conoce.