Europa, en la primera década de siglo XXI, aparece inmersa en una crisis económica con consecuencias en el estancamiento de la unión política de los estados miembros, y en el desafecto de los ciudadanos. Tanto la formación profesional como las empresas y sindicatos como agentes sociales son indispensables para consolidar el proceso de unificación europea: La formación profesional es la oportunidad de redistribuir la justicia social europea imbricando educación y trabajo. La implicación de las empresas y sindicatos garantiza la estabilidad: Desde el punto de vista económico, han sido mundos irreconciliables con intereses enfrentados (capital y trabajo). Desde el punto de vista político han sido factores claves para el avance del diálogo social. Y desde el punto de vista cultural-educativo, el proceso dialógico fortalece el sistema de formación profesional por la base. Para profundizar en las razones de fondo hay que partir del contexto para detenerse en las claves que construyen el diálogo, comparando países del entorno. Las conclusiones (procesos y resultados) del correlato de la responsabilidad evalúan la eficacia democrática de cada país.