La llegada de colonizadores al territorio novohispano generó la confección de artículos de diverso tipo y material, entre ellos los elaborados con vidrio. Esta variante de producción se vinculó con la industria metalúrgica, dado el interés por la separación de metales preciosos y con la demanda de artículos suntuarios para mansiones particulares, el ámbito gubernamental, eclesiástico y el entorno laboral y personal. Los vidrieros se establecieron en la ciudad de México desde los primeros años de su fundación; la identificación de ellos y de hornos de producción, prueban que fue sitio de fabricación de artículos de este material. El intercambio comercial con Europa propició la introducción de estas mercancías; los artículos de producción local e importados se comercializaron en establecimientos y mercados ubicados en el centro de la ciudad. La incorporación de artículos de vidrio se circunscribió a los altos estratos gubernamental, eclesiástico y empresarial, y aunque los objetos de vidrio competían con los de plata, porcelana, cerámica y madera, paulatinamente formaron parte del acontecer diario de una mayor parte de la sociedad novohispana.