Para los conservadores en América Latina, los momentos de crecimiento de las masas son irremediablemente de ruina; masa y destrucción supuestamente son sinónimas. Fidel Castro entendió que la movilización social fue su garantía para continuar en el poder. Aún en la actualidad, a pesar del grado de corporativismo del Estado cubano, la política isleña está basada en las demostraciones de convocatoria masiva, el carisma fundado por Fidel ha constituido una tradición política que sigue siendo tema de polémica. En 1959 Fidel Castro inauguró el liderazgo más lóngevo de América, el mismo que legitimó al Estado cubano durante más de cinco décadas. Clásicamente se ha considerado a estos fenómenos políticos como sinónimo de debilidad, nada más lejos de la verdad, el carisma es el ideal de todo político, tanto en América como en el resto del mundo.