En el presente texto se hace una reflexión sobre la importancia que tiene la solidaridad en la formación del pensamiento democrático, cómo la solidaridad puede contribuir para que la democracia sea más fuerte, para que los individuos miembros de una comunidad se sientan parte de un todo y puedan reconocer en los demás, a pesar de la diferencia, a miembros cuya condición de seres humanos los reduce a una igualdad compleja en la cual la ayuda desinteresada para la realización de los horizontes de vida personales es condición necesaria de una sociedad de carácter democrática. Este texto comprende los motivos por los cuales hoy en día la solidaridad toma relevancia dentro de una sociedad que la menciona sin conocer a fondo lo que ella es, sin tener claro una conceptualización que permita aclarar que acciones son realmente solidarias. Solo un análisis un poco más profundo permitirá considerar que la solidaridad pertenece al ámbito de la moral o es un discurso moral, en el cual ella se constituye como un valor de primera medida, en donde la máxima exigencia a la que puede apelar es la igualdad.