El alcance de niveles aceptables en el ejercicio de la justicia constituye un presupuesto indispensable para asegurar el disfrute de los derechos fundamentales de los individuos y el progreso social. Es sabido que en Cuba se promulgó en 1959, la reforma agraria más radical de siglo XX americano, en lo que se refiere al enfrentamiento al gran latifundio. La Ley propuso la creación de tribunales de tierra, sin embargo: ¿por qué no se instauraron en esos momentos?, ¿por qué no se han creado posteriormente?, ¿cuáles son los problemas que hoy aconsejan el rescate de dicha propuesta?, ¿qué ventajas tendría para la sociedad cubana? Estas y otras interrogantes encuentran respuesta en la presente obra en la cual el autor ha volcado los análisis que desde hace dos décadas ha estado realizando en torno al desempeño de la justicia agraria en América Latina y con particular énfasis en Cuba, revelando con sentido crítico cuáles son los problemas que constituyen sus desafíos actuales y proponiendo las posibles soluciones. Se trata de un espacio de la realidad política y social cubana cuyo examen ha estado siendo postergado a pesar de su incuestionable relevancia.