Los pedreros regresaron para el último trimestre de 1810 a la cabecera de Chimalhuacán Atenco, con nuevas proclamas. Tras largos meses de ausencia, al reincorporarse se manifestaron en la plaza del pueblo de Santa María Xochiaca ubicado a la orilla del Lago de Texcoco; diciéndo ante su autoridad que eran: libres, tenían derechos y eran iguales. Aunado a ello hicieron saber que no entregarían el tributo correspondiente al último trimestre del año. Por mercados y caminos que formaban parte de su región vivida habían abordado los conceptos antes expresados, conceptos que circulaban y tranformaban el pensamiento de quienes los escuchaban. Su nuevo credo fue respuesta de la inestabilidad existente para esos momentos en el territorio novohispano. Apoyados en ellos exijieron a la autoridad indígena y española ser llamados y reconocidos como indios mestizos o indios ciudadanos sin olvidar el ser tratados como ciudadanos de la nación.