El asunto escatológico posee elementos que el común de las personas reprocha con facilidad. Sin embargo, es algo con lo que se vive todos los días. El ser humano es escatológico por naturaleza. Lo particular de todo esto es que a pesar de esa condición natural y animal inmanente en el hombre, se reproche y se cohíba de manera extrema. Por ser lo escatológico un elemento necio de la cultura, en la medida en que todos lo experimentan pero la mayoría lo oculta, no renuncia a hacerse presente en las manifestaciones artísticas, la literatura no es la excepción. Por eso, se recurre a La inundación, de Ezequiel Martínez Estrada, La pestilente historia de Antulín, de Fernando Sorrentino, y Nadie diga ser más que García, de Ramón Illán Bacca. Tres cuentos latinoamericanos, de épocas diferentes, en los cuáles se observa la presencia de algunos elementos que caracterizan la poética escatológica.