La ética es un valor de gran importancia para el individuo y en la actualidad se extiende al ámbito empresarial ante el convencimiento de que no sólo requerimos de organizaciones más eficaces sino también de sociedades más justas. Lo anterior es así, como consecuencia del proceso acelerado de globalización en el cual se encuentran inmersas las economías de mercado contemporáneas, situación que ha originado que las organizaciones sean cada vez más planas, más descentralizadas y con directivos con mayor poder de decisión. Por tal motivo, hoy en día las organizaciones tienden a acoger parámetros que les permitan maximizar el valor accionario dentro de una ética corportativa que otorgue protección a los intereses de los accionistas, clientes y usuarios. Esta nueva visión empresarial nos conduce a un enfoque integral de la empresa, que resalta la importancia de los procesos organizativos para la toma de decisiones; ésto en un contexto de responsabilidad de la empresa como un actor social y contemplando al resto de los actores en la empresa, es decir, a las minorías con intereses directos en la organización.