La homosexualidad masculina se articuló en la literatura norteamericana en torno a dos ejes durante los primeros años de la guerra fría: las asunciones heroicas de masculinidad y la frontera como sitio y mito. La masculinidad heroica, en otros tiempos hegemónica, y la homosexualidad de los personajes que aquí analizamos se presentan unidas en una época donde el discurso médico, jurídico, publicitario y político quiso divorciarlas. Esa unión se produjo en uno de los sitios más masculinistas de la tradición norteamericana: la frontera, fuera real, simbólica o imaginaria. Estos personajes no consiguen alejarse de las posiciones patriarcales que los oprimen como homosexuales, con lo que esa masculinidad que tanto ansían abrazar queda lejos de ser garante de pleno desarrollo individual, excepto en la frontera categórica con la realidad, lo cual convierte a estas ficciones, escritas en el umbral de la posmodernidad, en una apelación a los procesos desintegradores y liberalizadores de la misma.