El maíz está siempre presente en la dieta del boliviano y junto con la papa, constituye la base de la misma. La compleja y dinámica asociación micorrícica entre cultivos y hongos (bioinsumos) beneficia a la planta, al suelo y a los organismos micorrícicos. Se evaluó la eficiencia del hongo Glomus fasciculatum en el rendimiento de maíz forrajero Zea mays L. en el Centro de Investigación en Forrajes La Violeta, en Tiquipaya Bolivia. Dicha evaluación se llevó a cabo mediante la administración de cuatro tratamientos en las parcelas experimentales; determinando las siguientes variables: altura de la planta, rendimiento de forraje y grano de maíz forrajero, características fenotípicas de la mazorca; longitud, peso y volumen de raíz, porcentaje de enfermedad en las mazorcas y cantidad de fósforo disponible en el suelo antes de la siembra y después de la cosecha. Aunque no se apreciaron diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos, se observó un incremento en la longitud de la raíz al aplicar el hongo micorrícico, lo que se traduce en una mayor exploración de suelo.