Joaquín Sánchez de Toca, genuino representante de la clase política de la Restauración, estuvo interesado en la necesaria reconstrucción del Poder Naval español desaparecido como consecuencia de las derrotas de 1898. Abogó por ello tanto como escritor como miembro de la Liga Marítima Española. Cuando fue designado por Francisco Silvela como ministro de Marina, pergeñó un plan para conseguir la reconstrucción de la flota de guerra española. Se basaba en consignar un presupuesto adecuado para la Armada, una reforma administrativa, dotar a las bases navales y arsenales de infraestructuras modernas y, como culminación, un plan de escuadra que permitiría la construcción de una flota, entre otras unidades, dotada de siete acorazados. Fracasó debido a la cerrada oposición a su gestión de los oficiales de la marina y, lo que fue determinante, a las luchas internas por la jefatura del partido conservador entre Antonio Maura y Fernández Villaverde que hicieron, junto con la victoria electoral de los republicanos en algunas circunscripciones en las elecciones de la primavera de 1903, insostenible el Gobierno Silvela.