Esta investigación presenta una experiencia exitosa en donde los avances tecnológicos están al servicio de los valores humanos de la educación vividos por María Ferray, una educadora por vocación, directora de una escuela por más de 30 años, ubicada en un barrio del oeste de Caracas. A través de su generosa entrega y especial forma de vivir su espiritualidad le fue dando a esta escuela, con la ayuda de la comunidad educativa, una nueva cara a la educación venezolana. Esta maestra nos hace ver la posibilidad de una educación de calidad, de armonía, superación... donde cada uno de sus integrantes se siente en familia y, por lo tanto, comprometido a ser constructor de una nueva escuela. Lemas como "cada día superior", "siempre saludar, sonreir, agradecer", "educar es conceder la esencia de Dios", forman parte de lo que sus alumnos expresan haber recibido en la escuela de María Ferray y conservan en su vida diaria. Asimismo, esta investigación está basada en el valioso testimonio dado por varias personas que convivieron por varios años con María Ferray: docentes, alumnos, exalumnos, personal obrero, representantes, supervisores, directivos y miembros de la comunidad del barrio.