A pesar de los recientes cambios políticos que ocurrieron en países de la región amazónica, predomina en sus gobiernos nacionales una ideología común de extracción de recursos naturales. Esta ideología parece tomar el modelo nacional-desarrollista en boga en los años 70, aunque conservando elementos de la ideología liberal de los años 90. Este modelo se caracteriza por una excesiva centralización burocrática, que excluye la amplia participación de la población, y considera los impactos socio-ambientales como externalidades inherentes a los proceso de desarrollo. Los estudios presentados demuestran la continuidad en las políticas energéticas de los países de la región en los últimos 40 años. Gobiernos con discursos y perfiles a veces más progresistas, otras más conservadores, han igualmente adoptado políticas que priorizan el crecimiento económico. Estas políticas, sin embargo, resultaran en raros beneficios para la población de la región. En cambio, los grandes proyectos energéticos y la infraestructura resultaron en un aumento de la deforestación, en la creación o exacerbación de los conflictos por la tierra, en la violación de los derechos de los pueblos indígenas.