El comercio entre naciones es un factor de suma importancia para el desarrollo de estas. Cada nación debe especializarse en lo que tenga ventajas comparativas para su producción, se alcanza así una mayor optimización de los recursos naturales y económicos, lo cual logra una excelente productividad. El kiwi ha registrado uno de los desarrollos más rápidos en la producción, comercialización y aceptación de una fruta en el mundo. Su producción mundial aumentó de 200.000 toneladas en 1985 a superar ampliamente el millón en la actualidad. En este escenario, la Argentina cuenta con zonas naturalmente apropiadas para su implantación, destacando especialmente el sudeste bonaerense, cuyas condiciones edafoclimáticas son adecuadas para el desarrollo del fruto. Dado el potencial que presenta esta región, se genera un foco productivo que favorece significativamente el desarrollo socioeconómico de la zona, conformando un cluster fruticola, que cuenta con: infraestructura necesaria, historial productivo, recursos humanos, canales de comercialización altamente desarrollados, etc., factores que facilitan la posibilidad de inserción al nuevo mercado geográfico internacional.