El incremento de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera es considerado como una amenaza al futuro del planeta y la humanidad cuando en realidad debería ser considerada como una bendición. ya que esa abundancia de CO2 nos protege de una catástrofe: EL FRÍO GLACIAL. El llamado “consenso científico” actual considera que esta idea debe ser descartada por herética y blasfema ya que la mayoría del mundo académico postula que el CO2 es un gas contaminante cuyo progresivo aumento llevará al Planeta a un calentamiento global con funestas consecuencias sobre la vida, la salud y la supervivencia de los humanos. Pero si lo pensamos bien debemos admitir que, lejos de ser un gas contaminante y maldito, el CO2 es todo lo contrario: es el gas de la vida, ya que sin él no hay vida biológica posible sobre el Planeta. De hecho, el CO2 es la molécula clave que diferencia a nuestro Planeta del resto de los integrantes del Sistema solar: es el único que sostiene vida. Pero nos encontramos ante una terrible amenaza: desde que empezó la vida sobre la Tierra, hace unos 3.500 millones de años el CO2 atmosférico ha ido disminuyendo de forma manifiesta: desde un 40% en aquel entonces hasta el actual 0,04%.