La osteointegración de los implantes dentales depende en gran medida de su morfología y de su superficie. Los tratamientos de superficie permiten generar una rugosidad a nivel microscópico, mejorando la unión hueso-implante. La oseointegración es una compleja secuencia de sucesos biológicos, como la proliferación celular, la inducción de los genes relacionados con la maduración y organización del hueso y finalmente con la fase de mineralización de la matriz.Estudios con modelos animales han permitido cuantificar el nivel de oseointegración en implantes con superficie rugosa, al igual que con parámetros como el torque de desinserción. En este sentido, la evaluación de la respuesta biológica de implantes de titanio en el tejido óseo de animales de experimentación indica que todas las superficies rugosas se oseointegran favorablemente, demostrando su biocompatibilidad y que los tejidos del huésped responden de forma adecuada a la inserción de los implantes.En este sentido, las superficies arenadas tratadas con alúmina suelen presentar unos valores elevados de oseointegración.