En las sociedades de consumo maduras, el consumo de bienes queda integrado como una rutina más, una actividad común dentro de la vida cotidiana de virtualmente todos los sujetos que las forman. Sujetos que, además, están perfectamente instruidos y socializados en estas prácticas de consumo. El ciclo vital de las personas queda así inexorablemente marcado por las dinámicas de consumo y los consumidores ostentan esa condición con rango vitalicio. Es por ello que en la actualidad el consumo se ha convertido en un factor clave en la construcción social de las identidades. Partiendo de una contextualización socio-histórica de la sociedad de consumo, este libro pretende destacar la recíproca influencia que se produce entre la estructura social y el consumo. Y es que los objetos de consumo unen a su función material una función social, influyendo en muchos aspectos relevantes de nuestra vida y jugando un papel básico en el proceso de creación de estilos de vida diferenciados. De manera que lo que en un primer momento se presenta como un puro condicionamiento cuantitativo de naturaleza económica, deriva en un condicionamiento básicamente cualitativo representado en el estilo de vida.