Las imperfecciones corporales lo son en el momento presente, no necesariamente lo fueron en el pasado o lo serán en el futuro. El estudio de la evolución, ciega como es, depara muchísimas sorpresas. Gran parte de nuestro fenotipo surgió apoyado en estructuras anatómicas inicialmente aptas para condiciones muy diferentes de las actuales; otras partes surgieron por casualidades o debido a propiedades moleculares que aún la ciencia no esclarece del todo (por ejemplo, la quiralidad de los aminoácidos en que se sustenta la vida); y otras, siendo inútiles o hasta contraproducentes en la actualidad, podrían ser adaptativas en el futuro. No obstante, lo que sí es bien cierto es que los ejemplos mostrados en este libro y que actualmente llevamos a cuestas, como un lastre que nos incomoda y que muchas veces llega a obstaculizar nuestra supervivencia y reproductibilidad, no obedecen a un diseño inteligente.