Este libro demarca un antes y un después en la metafísica: la metafísica hasta hoy, siempre planteó que el constructo sustancia-accidentes era independiente de la mente humana. Consecuentemente, se creyó siempre que las cualidades que conforman la esencia de un objeto, la mente las encuentra yacentes en la realidad exterior. Este libro plantea que tanto la estructura sustancia-accidentes como las cualidades conformantes de la esencia, tienen un status exclusivamente lógico: son creaturas de la mente intelectiva. El libro es muy argumentativo; la tesis del autor es osada, atrevida, muy polémica, pero además, muy original y su estilo es atractivamente claro.