La escultura moderna es una escultura universal y en constante evolución; las reglas y cánones por las cual se rigió en la época más floreciente del clásico occidental son hoy un sueño del cual los artistas han despertado, a tal punto que ni siquiera pueden atribuírseles valores de reglas aproximativas. La norma estética reguladora de la función estética no es una regla invariable, sino un proceso complejo que se renueva continuamente; su estratificación en normas antiguas y recientes, superiores e inferiores, la integra a la evolución social unas veces, otras más es determinada por el individuo y el traslado del individuo de una capa a otra. El valor estético actúa particularmente en el arte, donde la norma estética es más violada que mantenida, pertenece por su esencia a los fenómenos sociales. Mediante el valor estético el arte actúa sobre la postura emocional y volitiva del hombre frente al mundo, interviniendo directamente como regulador básico del comportamiento y del pensamiento humano, a diferencia de la ciencia y la filosofía que influyen en el comportamiento humano mediante el proceso mental.