Las constantes investigaciones en la avicultura han logrado su desarrollo sostenido, produciendo actualmente un tercio de toda la carne consumida por el hombre. Los estudios incluyen la búsqueda de la mejora de la calidad y productividad de las aves desde la embriogénesis, en especial mediante el manejo de los ácidos grasos proveídos por la madre y que conformarán al pollito recién eclosionado. Los ácidos grasos esenciales, principalmente los linolénicos, constituyen membranas celulares más flexibles y de una respuesta menos exacerbada al estrés oxidativo e inflamación. Su inclusión en la dieta resulta preventiva de desórdenes metabólicos, comunes en pollos de engorde por su rápido crecimiento y gran trabajo cardiovascular. Las fuentes de estos ácidos grasos son limitadas, utilizando primordialmente las fuentes disponibles en cada región. En la selva amazónica peruana se encuentra el Sacha inchi (Plukenetia Volubilis), planta cuya semilla tiene elevada cantidad de ácidos grasos linolénicos, y cuyo aceite fue incluido en la dieta de reproductoras de pollos de engorde para evaluar los efectos sobre los parámetros productivos y nivel de respuesta inmune de su progenie.